La Empatía: Primera Clave de Éxito en el Adiestramiento Canino.
Cuando llega a nuestras manos un ejemplar canino, hemos de asumir de alguna manera una gran responsabilidad si queremos que su evolución ya no sólo como futuro ejemplar de trabajo sino inclusive como perro de compañía, sea del todo fructífera.
Este compromiso comienza desde mi punto de vista con la elección del perro y la toma de conciencia de que de nada sirve que tengamos el mejor ejemplar con la predisposición y cualidades necesarias si no sentimos empatía por él o desconocemos los rasgos que determinan unas razas y otras.
Quisiera hacer especial mención a la empatía ya que es ella la que determinará en gran medida que las sesiones de trabajo y convivencia con nuestro ejemplar sean o no totalmente satisfactorias, sanas y eficientes.
La empatía podría definirse como la capacidad de ir mucho más allá de nuestra propia perspectiva y de aquello que aparentemente es evidente. Saber leer e interpretar todos los gestos...
¿CÓMO PODEMOS CONSEGUIR EMPATIZAR CON NUESTRO PERRO?
Existen ciertas claves. Mencionaré algunas que a mí, personalmente, me han ayudado a conseguirlo:
- Elegir el perro acorde al trabajo que queremos desarrollar y dentro de las diferentes razas, aquel con el que nos sintamos mas identificados.
- Educarlo positivamente en las normas básicas de comportamiento, siendo constantes en su formación.
- Compartir y tratar de disfrutar con nuestro ejemplar el mayor tiempo posible no relegándolo únicamente a la realización del trabajo. Ésto afianzará su vínculo con nosotros, su propia empatía hacia nosotros así como su disposición por satisfacernos.
- Observar su comportamiento evitando humanizar sus actos. Evaluar estos tratando de ponernos en su lugar.
El perro es un animal social por naturaleza pero a diferencia de nosotros, se rigen por patrones de comportamiento distintos. Esto es importante saber distinguir ya que al humanizarles, les permitimos ciertas conductas o fortalecemos ciertos comportamientos que, a la larga, traerán consecuencias negativas. Un ejemplo del peligro que implica humanizar a nuestros perros sería el acariciarles cuando ladra o gruñe a otros perros. Creemos que con ello les estamos tranquilizando cuando en realidad lo que estamos haciendo es reforzar aún más la actitud negativa...
Humanizar es algo que todos hacemos en determinadas situaciones. No hace que seamos peores ni mejores personas pero es necesario comprender que se puede convertir en algo peligroso si lo hacemos de forma continuada.