De la Teoría a la práctica
30.06.2012 18:52
Artículo extraído de: www.laverdad.es/alicante/20100201/cultura/teoria-practica-20100201.html
El Grupo de Rescate Canino de Alicante entrena perros para situaciones como la de Haití
01.02.10 - 00:18 -
HELENA VICENTE | ALICANTE.
Son jóvenes aunque sobradamente preparados y al lado de 'Lasie' la dejan a la altura del betún. 'Golfo', 'Maya' y 'Naia' son tres perros entrenados con el Método Arcón para el rescate de personas atrapadas en derrumbes de edificios, deslizamientos de terreno, avalanchas y toda clase de situaciones en las que hay personas sepultadas. Una situación que cientos de miles de personas han vivido en las últimas semanas con el terremoto de Haití, y que otras muchas miles siguen sufriendo días después del temblor, semienterradas bajo toneladas de escombros de edificios, instalaciones y orografía.
Para ayudarlas, Juan Luis Ruiz, bombero del Consorcio Provincial de Bomberos de Alicante; Narciso Ayuso Bolaños, bombero del Ayuntamiento de Alicante; y Mónica Rocamora, cabo 1º del Grupo del Cuartel General del Mando de Operaciones Especiales de Rabasa, entrenan de forma voluntaria cada semana a sus animales y los tienen preparados para salir en cualquier momento a actuar.
Para una de las prácticas habituales han elegido una estructura similar a un derribo de casas unifamiliares, cerca del casco urbano de San Vicente del Raspeig. Hoy han elegido este entorno, pero realizan las prácticas en distintos lugares y en diferentes condiciones: en días de fuertes lluvias, en canteras de tierra, en nieve…El objetivo que se persigue es poner al perro en diferentes situaciones para que esté preparado para actuar indiferentemente de las circunstancias.
Por supuesto, también se les ha tenido que enseñar a pasar de la comida. «A veces les ponemos delante jamón serrano o cualquier otro manjar y el perro se va a buscar a la persona que se encuentra debajo de los escombros», explica Juan Luis. «Es más fuerte su motivación por jugar que cualquier otra cosa», añade Narciso.
Pero, ¿cómo consigue el perro encontrar a una persona que se halla debajo de los escombros? Huele como respira. Así de sencillo y de sorprendente: «El perro detecta a la víctima por los gases que exhala», cuenta Narciso.
Guíar al perro para que se ponga a buscar a la víctima de un derrumbe se logra con juego y motivación. Lo llaman 'expectativa de búsqueda' y es el motor que impulsa al perro a encontrar a la persona, como si de un juego se tratara. Su premio es «hacerle la fiesta. Lo que llamamos 'reforzar'. No puede ser comida, porque eso les quita concentración», explica Ramiro. Así, cuando encuentran a la persona, el perro es el protagonista. «En una situación real, por respeto a la gente a la que estamos atendiendo, no se reforzaría, sólo se le daría una leve caricia. Como ya están consolidados pueden aguantar cinco o seis búsquedas sin ser reforzados. Pero si tuviéramos que continuar, nos los tendríamos que llevar a parte y jugar con ellos un poco», cuenta Juan Luis.
Con este mismo método de trabajo se entrena también a perros para encontrar drogas, animales en peligro de extinción o explosivos. Pero «no se puede mezclar. Si un perro está entrenado para encontrar gente, no puede trabajar en encontrar explosivos, por ejemplo, ya que cuando encuentra a una persona ladra, y si hicieran esto con los explosivos podría detonarlos».
La práctica supone un gran paso hacia delante, ya que en esta zona hay muchos gatos y el perro tiene que frenar el instinto de seguir su rastro y concentrarse en el trabajo. Se le añade la dificultad que podría tener cualquier derrumbe, ya que «trabajamos con escombros muy vivos, porque ha habido gente en estas casas hace poco, por lo que dejan sus olores», explica Juan Luis.
Por cierto, buscan figurantes, «los perros se acostumbran al olor de las personas y tenemos que trabajar para que encuentren a cualquiera bajo los escombros», cuentan.
Por eso me presto voluntaria. Un mono de trabajo, un casco y un walkie son el equipo necesario. Mientras voy poniéndome todo ese material encima, Mónica me explica que aunque no lo parece, entraña mayor dificultad encontrar una persona cuanto más cerca está de la superficie «si la víctima se encuentra en profundidad, la tierra canaliza su olor, y eso es favorable para el olfato del perro».
Entre todos buscan un hueco en el que disponer un tubo de pvc en el que pasaré un rato. Después se cubre de escombros. «Hay que dejar el tubo lo más mimetizado posible, para que el perro no se de cuenta del cambio», me explican.
Ale, ánimo. Meto primero las piernas y poco a poco me voy deslizando hacia abajo. Lo último, la cabeza. Y después, la losa que la cubre. No pasa nada, tengo el walkie. Narciso me pregunta si todo va bien. Al contrario de lo que pensaba, no agobia tanto estar ahí metida. Pero paso mucho tiempo en silencio, sin moverme, para que 'Maya', la primera que va a hacer la práctica, sólo se guíe por su olfato para encontrarme. Oigo primero a Narciso, su dueño, que la lleva de la correa desde el coche hasta el inicio de la zona de escombros: «¡Vamos, mi chica!», le jalea. Después de los ánimos, la suelta. La perra establece su estrategia de búsqueda. Incluso están preparados para continuar con el ejercicio aunque se hagan una herida. Oigo sus patitas correteando por los escombros, lejos, cerca, más cerca, se aleja…Entonces recuerdo lo que Mónica me ha dicho ahí fuera «un perro no es mejor por encontrar a la víctima antes, sino que debe peinar toda la zona, rastrear, que huela un gato, lo olvide y persista en su objetivo».
Si encuentran un obstáculo ladran una vez. Eso viene a decir algo así como «¡Eh, por aquí no puedo pasar!». Aunque a veces lo utilizan para remolonear un poco.
Espero un rato más y al final vuelve y ladra cuatro veces hacia mí. «¡Me ha encontrado! Ahora tengo que empujar la losa y jugar con ella, tirarle su pelota y decirle: '¡Buena chica!'».
Así repetimos tres veces, porque luego hacen el ejercicio 'Naia' y 'Golfo'. Tienen que realizarlo por separado, ya que se distraerían demasiado si estuviesen juntos.
Al contrario que otros métodos, en éste el perro va solo, el guía no le acompaña, el animal tiene autonomía, lo que tiene un punto añadido en lo meritorio.
Y así se pasa toda la tarde, entre las prácticas que hacen conmigo y las que hacen con otros voluntarios que se han prestado al juego. Un juego que al perro le entusiasma, pero que además podría llegar a salvar vidas si se da la ocasión. Ahora sólo queda que poco a poco este grupo de profesionales se abra paso en el camino del rescate y que 'Golfo', 'Naia' y 'Maya' participen en situaciones de emergencias para convertirse en unos pequeños héroes de cuatro patas.